lunes, 17 de agosto de 2009
Reparto
martes, 11 de agosto de 2009
De ruta
Pero empecemos por el principio. Al llegar al hotel y encender el televisor, Telemadrid anunciaba que en un centro comercial de la ciudad, durante tres días, exponían para poder ver y tocar unas figuras de hielo que cambiaban a diario, arte efímero, ya que su duración era de aproximadamente ocho horas. Allí que fuimos a verlos. Nuevamente la originalidad encontrada por casualidad.
La exposición temporal de Sorolla era lo único programado del viaje. La pega es que el Prado siempre está lleno, aunque lleves cita hay aglomeración de gente, por lo que admirar las pinturas fue una pelea continua. Pero ver de cerca "Paseo a la orilla del mar" merece empujones y apretones para hacerse un hueco en primera fila. Al tiempo, y dentro de la exposición temporal, un apartado: España vista por Sorolla. Y allí estaba Elche, representada con sus palmeras, con la pintura "Elche, el palmeral". Para una ilicitana es gratificante ver cómo la gente se paraba a observar y admirar dicho cuadro. Un placer auténtico.
El sábado visita a El Escorial. Nunca había ido y el viaje en tren ya tuvo su encanto, pero llegar allí fue aún mejor. El paisaje cambió radicalmente cuando salimos de la ciudad, pasó a ser verde camino de la sierra huyendo de la polución. Lo sorprendente fue ver ciervos durante todo el trayecto, así como la flora distinta a la de la zona mediterránea. Una vez allí, el monasterio, impresionante. Los que hayáis podido visitarlo sabéis de qué hablo.
Y entre tanta visita también hubo tiempo para la gastronomía. Casa Alberto (uno de los más antiguos de Madrid), junto al Rincón de Goya, dos de mis lugares favoritos. Hay más, pero es agosto y claro, todos tienen derecho a las vacaciones. El próximo destino, en octubre, a Zaragoza. Esta vez el vuelo sólo ha costado un euro la ida y otro la vuelta. Allí nos espera el Teatro Romano, El Tubo y lo que se presente.