Periodismo se acaba. Echando la vista atrás ha sido un largo camino, con alegrías y disgustos, como todo en la vida. Parece que termina, pero siempre aparece un escollo más que espero poder solventar, como casi siempre. Con más voluntad que cabeza.
Amsterdam y París. Dos grandes ciudades que tenía ganas de visitar, pero que aún no se había dado el caso. Fue Xavi el que nos dijo: ¿Por qué no nos vamos de viaje y adelantamos así el fin de carrera? Puede que fuera una simple excusa para salir, porque aún nos queda un duro cuatrimestre. Para Xavi peor que para nosotros. Pero que nos quiten lo "bailao".
La semana de visitas y convivencia ha salido redonda. Nos hemos reído mucho, además de no parar de andar ni un segundo. Los canales, Rembrandt, la nieve, el Sena, la Torre Eiffel (ah, qué grandiosa es la jodida), el Arco de Triunfo o el Louvre ya son parte de nuestros recuerdos, así como las charlas, confidencias y las discusiones por la sensación térmica y su fórmula.
No pudo ser la experiencia de viajar en el Thalys por el desgraciado accidente de Bruselas de trenes, pero el periplo que nos llevó a cambiar de tren cada hora hasta llegar a París tampoco tiene desperdicio. Ahora sólo nos queda la memoria, la ilusión y ver la gran galería de fotografías que nos recordarán siempre el gran viaje que hemos disfrutado. Ha sido un placer.
La gran experiencia en Heineken
2 comentarios:
Placer, el mío :-)
El escenario, en el fondo, es lo de menos. Porque habría sido igual en cualquier otro punto de la Tierra. Aunque a vosotras es difícil moveros a ciertas culturas... un placer ;)
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